Cuando en Química se explica de una forma satisfactoria cualquier cosa sin necesidad del flogisto, es sólo por esta razón infinitamente probable, que dicho principio no exista; que se trate de un cuerpo hipotético, una suposición gratuita. En los principios de la buena lógica se encuentra, por supuesto, el no multiplicar cuerpos sin necesidad.
-- Antoine-Laurent Lavoisier

viernes, 7 de enero de 2011

El fraude del autismo infantil a consecuencia de la triple vírica

El pasado 5 de enero publicaba el periodista Brian Deer en el British Medical Journal el artículo "How the case against the MMR vaccine was fixed" (Cómo se arregló el caso en contra de la vacuna triple vírica) en el que destapa el fraude experimental montado por el ex-doctor (ya no tiene licencia para ejercer la medicina) Andrew Wakefield.



El doctor Andrew Wakefield junto con otros 12 colegas publicó, en la revista The Lancet, un artículo en el que establecía una relación entre la vacunación contra la triple vírica (Sarampión, Paperas y Rubeola) y la aparición, entre otros desórdenes, de casos de autismo en algunos de los niños vacunados. Al parecer, el estudio realizado, carecía de la rigurosidad mínima exigible y, fue retractado en el año 2010 (casi doce años después). En el artículo publicado el pasado día 5 de enero, el autor llega a afirmar que se trata de un fraude pergeñado falseando los datos experimentales.

El problema principal es que, a partir de datos falsos como los elaborados para el artículo reseñado, se han proporcionado erróneos argumentos a los que están en contra de la vacunación obligatoria contra estas enfermedades víricas. En principio, podría parecer aceptable que los padres tuvieran la capacidad de decidir sobre la inmunización de sus hijos sobre todo teniendo en cuenta que las enfermedades contra las que se inmuniza cursan, en general, de forma leve. Esto no es así, aunque los padres se opongan, la vacunación obligatoria evita la extensión de este tipo de enfermedades a personas no vacunadas (por ejemplo, los de mi generación) y a otras para las que la enfermedad podría no tener consecuencias banales. La vacunación obligatoria no debe ser objeto nunca de una decisión individual ya que ataja problemas de salud pública.

1 comentario:

  1. El problema es que muchas de las enfermedades de las que nos protegen las vacunas no son leves precisamente. La rubeola tiene grandes efectos teratógenos. Según estimaciones de la OMS en el 2000, el sarampión es responsable de casi la mitad de los 1,7 millones de muertes prevenibles por vacunación en los niños, siendo esta una enfermedad de declaración obligatoria. Las paperas son más leves, pero no exentas de complicaciones (esterilidad, meningitis, pancratitis...). El tétanos hoy por hoy sigue matando con gran eficacia. La polio, en fin, todavía vemos sus consecuencias en nuestros hospitales. Vaya que el asunto es tan claro que si un niño desarrolla una enfermedad prevenible por vacunación por el triste hecho de tener unos padres irresponsables, quizás deberían perder la patria potestad, así de claro
    Chao

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