Fritz Haber (1868-1934) es, con toda seguridad, el Dr. Jekyll y Mr. Hyde de la Química moderna. Nacido en el seno de una familia judia en Alemania, estudio Química bajo los auspicios de distintos grandes científicos alemanes (Bunsen, Hofmann, Liebermann, ...).
Durante su estancia en la Universidad de Karsluhe, entre 1894 y 1911, desarrolló, junto a su colega Carl Bosch el proceso de síntesis del amoníaco conocido como proceso de Haber-Bosch. El proceso de Haber-Bosch consiste en la fijación catalítica del nitrógeno atmosférico (N2) en forma de amoníaco (NH3) mediante la reacción con Hidrógeno (H2) obtenido, generalmente, a partir de gas de agua.
Obtención de Hidrógeno:
C + H2O → CO + H2
Proceso de Haber-Bosch:
N2 (g) + 3H2 (g) ⇌ 2NH3 (g)
Este proceso de fijación del nitrógeno ha sido, sin lugar a dudas, uno de los más grandes avances de la ciencia ya que ha posibilitado la síntesis de abonos nitrogenados que, a su vez, ha permitido que la producción agrícola aumentase de forma significativa, alejando a la humanidad del panorama planteado por Malthus. Por este trabajo, Haber recibió el Premio Nobel de Química en 1918.
Durante la Primera Guerra Mundial, Haber trabajó en el desarrollo de la guerra química alemana. Su mujer, la también Química Clara Immerwahr, se suicidó en 1915 después de conocer los efectos del empleo de gases de guerra, resultantes del trabajo de su marido, en la Segunda Batalla de Ypres.
Haber ha sido, sin duda, el ejemplo más claro de la doble personalidad de la ciencia moderna, por una parte, contribuyendo al desarollo de la humanidad al proporcionar los medios que permiten obtener abonos nitrógenados y, por lo tanto, permiten la obtención de mejores cosechas mientras que, por otro lado, participando en el desarrollo de algunos de los más horribles métodos de destrucción de vidas humanas.
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