Tomado y traducido de "Characterístic Symptoms of Pathological Science", parte de una charla coloquio impartida por Irving Langmuir en el Laboratorio de Investigación Knolls el 18 de diciembre de 1953 y obtenida de aquí.
Síntomas Característicos de la Ciencia Patológica
Las características del experimento
Davis-Barnes, de los
rayos N y de los
rayos mitogénicos tienen cosas en común. Son casos en los que no existe una deshonestidad pero en los que la gente es inducida a falsos resultados debido a una falta de entendimiento sobre lo que los seres humanos pueden hacerse a si mismos a través de efectos subjetivos, pensamientos ilusorios o interacciones umbral. Esos son los ejemplos de la ciencia patológica. Se trata de casos que atraen una ingente atención, normalmente se han publicado cientos de artículos y duran quince o veinte años antes de ir desapareciendo de forma gradual. Sus reglas características son:
- El efecto máximo que es observado se produce por un agente causal cuya intensidad es apenas detectable, siendo la magnitud del efecto substancialmente independiente de la intensidad de la causa.
- El efecto es de una magnitud que se mantiene cercana al límite de detectabilidad o para el que se necesitan muchas medidas debido a la baja significancia estadística de los resultados.
- Reclamaciones de gran precisión.
- Teorías fantásticas contrarias a la experiencia.
- Las críticas se enfrentan por excusas ad hoc elaboradas en la agitación del momento.
- La relación entre partidarios y críticos se eleva hasta alcanzar el 50% y decrece gradualmente hasta el olvido.
El efecto máximo que es observado se produce por un agente causal cuya intensidad es apenas detectable. Por ejemplo, podrías pensar que si una raíz de cebolla puede afectar a otra a través de luz ultravioleta, al acercar una fuente de luz ultravioleta podrías conseguir que funcionara mejor pero ... ¡No!, ¡NO! tiene que ser la cantidad de intensidad que es proporcionada por una raíz de cebolla. Diez raices de cebollas no lo harían mejor que una y, además, no importa la distancia a la fuente. El efecto no sigue ninguna ley con respecto al inverso del cuadrado ni cualquier otra. En otras palabras, el efecto es independiente de la intensidad de la fuente. Esto era cierto en el caso de los rayos mitogénicos y tambien en el de los rayos N: diez ladrillos no tenían más efecto que uno, tenía que ser de baja intensidad o, en caso contrario, no funcionaría. En el caso del experimeno de Davis-Barnes funcionaba de la misma forma cuando el filamento estaba apagado (contaban centelleos).
Otra característica es que esas observaciones se encontraban cerca del umbral de visibilidad de la vista. Supongo que pasaría lo mismo con cualquier otro sentido. Además, eran necesarias muchas medidas, debido a la baja significatividad estadística de los resultasos. En el caso de los rayos mitogénicos, comenzó viéndose algo que se curvaba. Más tarde, sería necesario tomar cien raices de cebolla y exponerlas a algo y obtener la posición promedio de todas para ver si dicha posición promedio había sido un poco afectada en una cantidad apreciable, mediciones estadísticas de un efecto muy pequeño que, por utilizar un gran número de muestras, paracen ser significativos. El problema con esto es que, en la mayoría de la gente, existe el hábito de que, en el caso de medidas de bajo significado, encontrar medios para rechazar los datos. La gente acierta con el valor umbral y existen muchas razones por las que se pueden descartar los datos. Davis y Barnes hacían esto, si los resultados eran dudosos el criterio para descartarlos o no era si se ajustaban o no a la teoría. Ellos no lo sabían pero esa era la forma en que se hizo.
Reclamaciones de mayor precisión. Barnes iba a obtener la constante de Rydberg con mayor precisión que lo que podían hacer los espectroscopistas.
Teorías fantásticas contrarias a la experiencia. En la teoría de Bohr, la idea de un electrón siendo capturado por una partícula alfa cuando las particulas alfa no estarían ahí sino fuera por las ondas.
Las críticas se enfrentan por excusas ad hoc elaboradas en la agitación del momento. Siempre tienen una respuesta, siempre. La relación entre partidarios y críticos se eleva hasta alcanzar el 50% y decrece gradualmente hasta el olvido.Los críticos no pueden reproducir los efectos, sólo los partidarios pueden hacerlo. Al final no se salva nada. ¿Por qué debería existir? No hay nada ahí, nunca lo hubo, eso es característico del efecto.
Es curioso ver cómo investigaciones fallidas posteriores a la conferencia (Fleischmann–Pons, Benveniste-Montagnier-Widom) se ajustan a los síntomas de la ciencia patológica.
ResponderEliminarEn mi humilde opinión hay algo que se le quedó en el tintero al bueno de Langmuir y es que estos elementos de ciencia patológica, generación tras generación resurgen de sus cenizas y vuelven a atacarnos.